jueves, 19 de noviembre de 2015

CURIOSO: EL KÉFIR DE LECHE

El kéfir de leche es uno de los productos lácteos más antiguos que se conocen, consumido durante miles de años, procedente del Cáucaso. Los musulmanes lo llamaban Los granos del Profeta Mahoma y era considerado un maná de Alá. Creían que perdía todas sus virtudes si lo utilizaban personas de otras religiones; algunas crónicas relatan que se castigaba con pena de muerte a quien revelase el secreto del kefir a otras tribus extranjeras.
Se cree que la palabra kéfir proviene del turco kief que significa agradable sensación o sentirse bien, para referirse a la agradable sensación experimentada cuando se ingiere, y que conlleva además la connotación de bendición a quién se regala


El kéfir de leche, tanto endulzado con azúcar, fruta o miel, como sin ningún otro aditivo que sus dos ingredientes, kéfir y leche, es un alimento cremoso muy parecido al yogur líquido, capaz de regenerar la flora intestinal (bifidobacterias).


Efectos comprobados sobre la salud
Existen evidencias científicas que confirman los efectos saludables de la ingestión de alimentos que incluyen bacterias probióticas en sus ingredientes, como ocurre con el kéfir.
Estudios en los que se ha examinado los efectos sobre el colesterol del kéfir y otros alimentos con bacterias probióticas, estipulan que el kéfir puede reducir los niveles de colesterol "malo", o LDL.

Un alimento que se regenera
Basta con asegurarse de que se deja la suficiente cantidad de kéfir multiplicándose en la misma jarra o recipiente que puede usarse para que una familia pueda consumir como postre, una o varias veces al día, kéfir de leche
El kéfir tiene un aspecto similar a la coliflor, aunque más blando; se trata de una combinación de bacterias probióticas y levaduras en una matriz de proteínas, lípidos y azúcares.
Kéfir de leche
Por su facilidad de preparación, propiedades y parecido al yogur líquido, se trata del kéfir con un uso más extendido.
Pese a su parecido al yogur -también en su valor nutritivo-, es mucho más sencillo y rentable de elaborar, al no requerir prácticamente dedicación, una vez el usuario ha entendido cómo garantizar el mejor estado de las bacterias y levaduras que componen el kéfir, ya que garantizarán su supervivencia.
El kéfir es una estructura polisacárida donde conviven en cierta simbiosis diversos microorganismos, que adoptan forma de una masa gelatinosa, de un característico color blanco, a veces amarillento, irregular y de consistencia elástica.
En sus granos o nódulos, la citada asociación simbiótica de bacterias (en especial, lactobacilus brevis, lactobacilus acidophilus, lactobacilus desidiosus, y estreptococos lácticos) y levaduras, producen una doble fermentación, ácido-láctica y alcohólica.
Tradicionalmente, sus nódulos se generaban como consecuencia de cuajar la leche fresca en cántaros de madera, cuyo proceso era fundamental para conservar los diversos excedentes lácteos ante la ausencia evidente de refrigeradores.
Cuando se depositan nódulos de kéfir en leche fresca, se produce una doble fermentación: la realizada por las levaduras y la que provocan las bacterias.
Entre sus propiedades, destaca su valor nutritivo y capacidad para reestablecer la flora intestinal, importante en procesos como la digestión. El kéfir contribuye a transformar la flora intestinal putrefactiva, al sustituirla por los bacilos lácticos de propiedades antisépticas. Produce también la secreción de una sustancia antipútrida que persiste incluso después de la desaparición de los bacilos, cambiando la putrefacción por la fermentación láctica.
A diferencia del yogur, un derivado lácteo muy parecido, el kéfir fermenta la leche a través de una reacción lacto-alcohólica (en su fermentación intervienen 7 bacterias, frente a las 3 o 4 del yogur) y el suero láctico, donde residen la mayor parte de sus elementos benéficos, no se elimina. Por el contrario, la fermentación del yogur es únicamente láctica.

Preparación de kéfir de leche: método casero para cultivar el kéfir y obtener la bebida
Utensilios
  • Para cultivar kéfir y obtener kéfir de leche es preferible usar un recipiente de cristal transparente, sin ninguna tonalidad cromática, lo suficientemente grande para permitir la elaboración de una cantidad considerable del producto, y lo suficientemente compacto como para poder ser guardado en la nevera. La capacidad del recipiente ha de ser mayor que el volumen de leche de kéfir que quiera prepararse para el consumo habitual. Se trata de un detalle importante, sobre todo si la fermentación es realizada con el recipiente cerrado a presión, en cuyo caso ha de quedar 1/3 de aire. El recipiente debe contar con una tapa que evite el contacto directo con el aire del kéfir durante el proceso de fermentación con la leche. Puede usarse un paño de tela prieta y un cordel o banda elástica para sujetarlo en la parte superior del recipiente; o bien una tapa de cristal o madera que ajuste bien. Si se usa una tapa metálica, es preferible que esté recubierta por la parte interior y no presente marcas de óxido, algo especialmente indicado si el fermento es realizado con el recipiente cerrado a presión.
  • También es necesario un colador para separar los nódulos. Hay varias alternativas, aunque se recomienda evitar los tamices metálicos habituales por coladores de plástico blanco o materiales nobles como junco, bambú, etcétera. Un escurridor de verduras es apropiado. Un tenedor de madera o un cucharón de coger aceitunas pueden también servir como alternativa para recoger los nódulos. También puede emplearse, si se prefiere, una pequeña red holgada, como una bolsa, para contener los nódulos en el proceso de colado.
Ingredientes
  • Se suele destinar el equivalente de 3 cucharas soperas de nódulos de kéfir por cada litro de leche.
No hay más ingredientes.
Procedimiento
  1. Se preparan tanto la leche y los nódulos de kéfir (en la cantidad indicada, equivalente a 3 cucharadas soperas de nódulos de kéfir por litro de leche), ambos productos a temperatura ambiente.
  2. Se introducen la leche y el kéfir en el recipiente de cristal y se tapa a continuación, para así proteger el proceso de fermentación del kéfir de leche de contaminantes externos.
  3. Dejar fermentar a temperatura ambiente, protegiendo el recipiente de la luz directa del sol. Puede emplearse un armario o un rincón oscuro de la despensa. El tiempo de reposo puede comprender desde las 24 a las 36-48 horas; un mayor reposo garantiza la creación de una bebida más astringente.
  4. Una vez finalizado el proceso de fermentación, colar la bebida de kéfir y refrigerarla inmediatamente si no se toma recién hecha. Devolver los nódulos recogidos a un litro (o la cantidad que se desee) de leche fresca, para así repetir el cultivo. Si no se desea repetir el proceso acto seguido, los nódulos de kéfir pueden ser depositados en un recipiente tapado (cualquier recipiente para conservar restos de comida en la nevera servirá), cubiertos con leche.
  5. Depositar el recipiente con los nódulos y la leche en el refrigerador durante unos días si no se quiere conseguir kéfir de leche a diario, en cuyo caso los nódulos perderán algo de vigor y la próxima vez tardarán más tiempo en fermentar la leche.
Recetas de kéfir de leche
Existen infinidad de maneras de consumir kéfir. Para la cocina convencional, el kéfir de leche puede ser un aliado, capaz de aportar un matiz nutritivo e interesante a muchos platos que tradicionalmente se preparan con leche, yogur o cremas; bien sustituyéndolos, bien agregando kéfir a estos ingredientes. El kéfir de leche es especialmente interesante cuando se emplea como crema para helados.
El uso de kéfir como acompañante lácteo para desayunos y postres es uno de los más extendidos, por su parecido al yogur líquido. Suele acompañarse con todo tipo de cereales o preparados como la granola.
También está muy extendido el uso de suero de kéfir para aliñar ensaladas y como salsa para platos pasta, cuscús, arroz, etcétera.
Quesillo
Dejar fermentar kéfir a una temperatura comprendida entre 25 y 30 grados celsius, hasta que se observe un corte en la leche. Llegado este punto, retirar los nódulos y filtrar con un lienzo unas 24 horas cubierto.
A más tiempo, menor gusto ácido y más sólido será el quesillo, que después se podrá untar o consumir como requesón o como si se tratara de un queso fresco similar al queso de Burgos o el mascarpone italiano.
Si el quesillo tiene la consistencia necesaria, también puede apretarse en un molde o tela para conseguir una textura más sólida. Si éste no es consumido en pocas horas, puede sumergerse en aceite con algún aliño, como orégano, sal marina, sal ahumada, pimentón, etcétera

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